Orchestra of The Age of Enlightenment
“Esta actuación muestra como los instrumentos dan color e iluminan el texto.” (The Telegraph)
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En 1986, un inquisitivo grupo de músicos londinenses echaron una mirada atrás a esa curiosa institución que llamamos “orquesta”, y decidieron empezar de nuevo desde lo más básico. Comenzaron por eliminar todos los convencionalismos. ¿Poner a un sólo director al cargo?; de ninguna forma. ¿Especializarse en un repertorio de una época en particular?; demasiado restrictivo. ¿Perfeccionarse en una obra y luego continuar en esa línea?; demasiado vago. Había nacido la Orchestra of the Age of Enligthtenment.
Y así, este conjunto especializado en instrumentos de época como punto de partida, se hizo una promesa: Se comprometieron a mantener el cuestionamiento, la adaptación y la innovación a lo largo de toda su trayectoria. Estos instrumentos originales se convirtieron sólo en un elemento en la búsqueda de autenticidad. Música barroca y clásica se convirtieron en una única hebra del amplio tejido de su repertorio. Cada vez que las instituciones musicales creían tener un dato con el que encasillar y establecer a OAE; el conjunto sorprendía con un nuevo y diferente proyecto: Una Sinfonía Fantástica aquí, un director -menos Bach- allí. Durante todo este tiempo, los intérpretes de la orquesta tuvieron la última palabra.
Al principio, se sentía como un pequeño milagro. Ideas y talento abundaban, el dinero no tanto. De alguna forma, la OAE sobrevivió durante un año, durante dos, durante cinco… Comenzó a hacer grabaciones de referencia y a atraer a los mejores directores. Comenzó a ser habitual en los circuitos europeos. Realizó distinguidas residencias en Southbank Centre y en el Festival de Ópera Glyndebourne. Comenzó, en poco tiempo, a prosperar…
Y luego vino el verdadero reto. Los músicos del conjunto fueron etiquetados de excéntricos idealistas. Y ellos estaban decididos a mantenerse en este idealismo. Frente a las grandes armas de la industria musical, la OAE mantuvo la cabeza firme. Se organizaron pero manteniendo su experimentalismo. Se mantuvo su unidad fundacional, pero dando la bienvenida a nuevos talentos; mantuvo la exploración en nuevos formatos interpretativos, nuevos enfoques de ensayo y nuevas técnicas musicales; la búsqueda del repertorio correcto, instrumentos y enfoques con mayor determinación. En definitiva se mantuvo fiel a su voto fundacional.
De alguna manera, aun con una pequeña aportación, la OAE cambió también el mundo de la música clásica. Se opuso a esas organizaciones asociadas y también extrajo lo mejor de ellos. Las orquestas sinfónicas y de óperas comenzaron a pedirle consejo. Conjuntos ya existentes de instrumentos de época comenzaron a variar no sólo su repertorio, sino también a sus directores. Otros nuevos aparecieron de repente a lo largo de toda Europa y América.
Y así, la historia continúa. Cada vez con más ímpetu y más visión. El ciclo de actuaciones informales “Nigth Shift” ha redefinido los parámetros de conciertos. Su sede en Kings Place de Londres ha fomentado aún más la creatividad, como “Bach, el Universo y el Todo”, una pionera serie los domingos por la mañana con contribuciones de científicos estimados. Y en 2017, comenzó “Seis Capítulos de la Ilustración”; seis extraordinarias temporadas explorando la música, la ciencia y la filosofía de la edad de oro de la cual la Orquesta toma su nombre.
Reconocidas figuras están detrás de todo esto: Simon Rattle, el joven director a quien la OAE se confió en sus inicios, y aún en la actualidad muy unido al conjunto; Ivan Fischer, el visionario que impulsó algunas de sus más particulares ideas musicales en la joven orquesta, y que continúa siendo un desafío. Mark Eder marca todavía la línea de la luminosidad y de los matices. Vladimir Jurowski, el podio técnico con un insaciable apetito por la renovación creativa, ha sacado de la orquesta algunos de los más reveladores sonidos de los últimos años. Y, más recientemente, el laboratorio de John Butt ha servido para los experimentos más excitantes sobre Bach; y los sonidos magistrales de piano de Sir András Schiff. Todos ellos comparten el título de “Artista Principal”.
De los instrumentalistas, aquellos valientes de los primeros días, muchos han llegado hasta hoy. Todos siguen pareciendo tan ansiosos y hambrientos como siempre. Aunque son enormemente respetados, aún continúan cuestionándose a ellos mismos. Porque, aún a día de hoy, se enorgullecen de estar ligeramente fuera de la norma. Y no querrían que fuera de otro modo.